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Sin un sueño reparador, un día de trabajo puede hacerse muy duro. El cuerpo necesita descansar para reponer energías. |
Ideas clave para dormir bien
Enfrentarse cada mañana con un nuevo día, es mucho más fácil si se ha tenido un profundo y reparador sueño. Para muchas personas, conseguirlo es prácticamente imposible algunas veces; en otros casos, el insomnio se hace presente como enfermedad y puede representar una verdadera complicación en la vida del enfermo.
El insomnio es una alteración del sueño que se encuentra entre las más comunes entre la población. Se caracteriza por la dificultad que tiene el individuo para conciliar el sueño, un aumento del número de despertares nocturnos, la disminución del tiempo del sueño (con lo que el individuo se despierta demasiado temprano) o la sensación de que el sueño ha sido insuficiente.
Con que se cumpla una de esas características es suficiente para que el insomne empiece a sufrir sus consecuencias. Dormir es tan importante para el organismo porque permite el descanso neuronal; de hecho, desde el Consejo General de Colegios de Farmacéuticos (CGCF), se nos recuerda que un ser vivo puede aguantar más tiempo sin comer que sin dormir.
En principio, debemos tener en cuenta que no todos necesitamos las mismas horas de sueño. Cuando se es un bebé, prácticamente se está todo el día dormido; conforme crecemos, aumenta el tiempo de vigilia y los márgenes habituales se sitúan entre las 5 y las 9 horas de sueño.
Según el CGCF, no es necesario dormir 8 ó 10 horas diarias, pudiéndose vivir perfectamente aunque sólo se duerman 5 horas al día. Cada persona tiene unas necesidades individuales, y el dormir menos que otras no quiere decir realmente que se sea insomne.
Para evitar las molestias y problemas que la falta de descanso nos puede ocasionar, el CGCF aconseja la asunción de una serie de medidas que se pueden adoptar por iniciativa propia antes de optar por el uso de medicamentos:
Hora de acostarse. El sueño presenta un ritmo, que si nos saltamos, puede dar lugar a alteraciones del mismo. En primer lugar, el individuo debe tratar de dormirse más o menos a la misma hora todos los días, ya que si se acuesta antes, el organismo no reconoce que ha llegado su "hora de dormir", y no lo va a hacer. Permanecer en la cama, despierto sobre todo cuando al día siguiente se debe de madrugar, puede dar lugar a una ansiedad origine una dificultad para dormir.
Hora de despertarse. También es importante tener constancia de que la hora a la que nos levantamos, condiciona la hora a la que nos entra sueño. Se debe por tanto intentar levantarse siempre a la misma hora, incluidos los fines de semana, o por lo menos hacer que estas horas no difieran demasiado.
Siestas. Una persona que presenta insomnio, no debe nunca intentar recuperar el sueño perdido durante el día, ya que esto agravará su insomnio nocturno. El individuo debe intentar mantenerse despierto. Después de la comida, que es la hora a la que uno suele echarse la siesta, es recomendable realizar alguna actividad que nos distraiga e impida que nos durmamos.
Alimentación. No es recomendable irse a la cama con hambre o con el estómago demasiado lleno. También hay que tener en cuenta que ciertos alimentos pueden estimular la corteza cerebral, sobre todo infusiones estimulantes como el café, el té o el mate. Por tanto, no deben de consumirse estas sustancias por la tarde, como regla general, y deben de ser evitadas en pacientes con insomnio. De igual manera, alimentos como la leche, ricos en triptófano, pueden producir ciertos efectos sedantes.
Ejercicio. Realizar un ejercicio a lo largo del día puede originar un cansancio beneficioso, pero si se realiza 3 horas antes de acostarse, puede dar lugar a una estimulación nerviosa. Se debe evitar por tanto realizar ejercicios a última hora de la tarde.
Ritual. Seguir una serie de pasos antes de acostarse, como puede ser ponerse el pijama, lavarse los dientes, cepillarse el pelo o tomar un baño, puede dar a entender al organismo que se acerca la hora de dormir.
La clave fundamental para dormir bien es acostarse relajado. Para ello, es útil realizar ejercicios, pero no hay que descuidar el ambiente en el que dormimos; la habitación debe tener niveles de iluminación, temperatura y ruidos adecuados. El reloj y los problemas deben quedar al margen de todo; y si aún así, no se puede conciliar el sueño, lo mejor es levantarse en vez de quedarse en la cama.
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